HANK WILLIAMS III

Ramblin’ Man
(Curb Records, 2014)

Andaba Hank III liándola tan campante a cargo del bajo de los Superjoint Ritual, junto a Phil Anselmo (vocalista de Pantera), cuando se puso a vender aquellas camisetas en las que podía leerse «Fuck Curb». A finales de los noventa Hank había firmado con Curb Records un contrato para seis discos, más que nada para hacer frente al pleito por la custodia de su hijo y porque el juez le sugirió/obligó a buscarse «un trabajo de verdad». Así que no le quedó otra que vender su alma al diablo con el Risin’ Outlaw de 1999, álbum que el propio Hank, cada vez que tiene oportunidad, califica de «puto dolor de cabeza» (un año antes de que Curb firmase con Tim McGraw; dato de mierda que apuntamos para subrayar de manera clara y escueta que Curb, básicamente, es eso: un sello de mierda). El caso es que como todo buen sello de mierda (y este lo es, y mucho, aunque a veces se las quiera dar de diferente y «alternativo»), cuando ya Hank se liberó tras mil pullas humillantes (como lo de aquella versión edulcorada del Straight To Hell –que en un principio debería haberse titulado Thrown out of the Bar– para los buenos ciudadanos que compran en Wal-Mart), de su condena de seis discos en Curb sin posibilidad de condicional, el susodicho sello de mierda (en el que también milita su inaguantable papá Hank Jr.) ha seguido sacando material de desguace del artista. Este es el tercero de esa serie (de la que Hank, por cierto, no cobra un solo dólar). Ocho canciones y apenas veintiséis minutos a precio de oro. Hay versiones de Johnny Paycheck, Merle Haggard, Peter LaFarge y ZZ Top. Casi todas aparecidas ya en discos tributo. Aunque son temazos, se trata de un álbum caótico y absurdo. Y a mí, que soy un puto ansioso, los cabrones del sello de mierda me la colaron, una vez más. Y luego la industria tiene los santos cojonazos de quejarse de lo mal que va el negocio. De haberlo sabido, habría hecho caso al bueno de Hank: «No lo compréis, conseguidlo de cualquier otra forma, pirateadlo como si no hubiese Dios y regaládselo a todo quisqui». Pues eso. «Fuck Curb» y a tostar.

RUN

 

Londres no es tan solo esa bonita ciudad donde muchos padres mandan a sus hijos en verano a aprender inglés.

Estoy seguro de que después de ver RUN se lo pensarán dos veces.

Dura, sin esperanza ni concesiones, RUN es un relato de supervivencia en los barrios marginales de Londres. Los barrios donde no se agolpan los turistas con sus cámaras y donde la policía apenas se atreve a entrar, a no ser que sea protegidos con cascos, escudos y porras.

Creada por JONATHAN PEARSON, MARLON SMITH y DANIEL FAJEMISIN-DUNCAN, muy conocidos a la hora de cenar en su casa, hay que decir que los tíos se lo han currado.

Emitida por CHANNEL 4 y producida por ACMA FILMS, esta serie de 4 episodios de 42 minutos, que yo sepa, ha pasado totalmente desapercibida en nuestro país y la verdad no entiendo por qué.

Tal vez porque refleja circustancias y situaciones que también están pasando por estos lares y a algunos no les interesa que seamos conscientes de ellas.

Lo que está claro es que después de ver RUN ya no vamos a mirar igual al mendigo que pide en la esquina o al tipo que trata de vendernos cd´s piratas en la calle.

Yo, como vuestro abogado, os recomiendo verla, no está mal llevarse una bofetada de realidad de vez en cuando.

 

WSNB

Oktibbeha County
(WSNB, 2009)


Solo un par de cosillas. Oktibbeha (pronunciado: «ock-TIB-ee-ha») fue uno de los condados que se establecieron a partir de la cesión Choctaw de 1830. La zona del condado de Oktibbeha perteneció originalmente a los indios Choctaw. Su nombre deriva de un río hoy conocido como arroyo Tibbee. Aquel río marcaba la frontera natural entre la Nación Chikasaw y la Nación Choctaw y en los primeros tiempos fue campo de cruentas batallas, de ahí su posterior traducción como «Aguas Sangrientas». Eso por un lado. Por otro, están ellos. Jason Gardner (alias T-Rex), Clay Ford (alias El Profesor), Nate Brown (alias Papi Grande) y Willie Shane Johnston (sin alias; busquen una foto de él en Google y verán porque no hay huevos para ponerle un mote). Son de Hickory, Carolina del Norte y tras sus misteriosas siglas, WSNB, se esconde la sencillez y la contundencia de su fórmula: «We Sing Nasty Blues»*. Blues desagradable, horrible, sucio, asqueroso, repugnante, ruin, despreciable, molesto, indecente, obsceno, ofensivo, feo, desagradable, mal. Y blanco y pobre. Suena fuerte a cocodrilo, a cenagal, a cerveza rancia y a indio muerto. Vamos: Blues del bueno. 

*Sugerencia: si todavía sigue existiendo alguna tienda de discos, estaría muy bien disponer de una sección que llevase ese nombre: «Nasty Blues» (eso nos ahorraría muchas búsquedas enojosas).

LINCOLN DURHAM

The Shovel vs. The Howling Bones
(Rayburn Publishing, 2012)

Producido por Ray Wylie Hubbard. Eso ya era credencial más que suficiente. Y una Gibson HG22 de 1929. Lo bien que suena eso. Jirones del mítico Son House. Y todo lo demás. No paré quieto hasta que cayó en mis manos. Grabado en el estudio de George Reiff, en Austin, Texas, con Gibsons de principios y mediados del siglo, como la ya mentada (propiedad de Ray Wylie), pero también viejas Kays, Silvertones, Voxs y Bell & Howells acompañadas de mandolinas, armónicas, violines, macetas, cajas de cartón, comederos de pájaros, ladridos de perros, graznidos de cuervos, depósitos de aceite, sierras, cubos de basura, pies y todo lo que sea capaz de hacer ruido. Lo que viene siendo, según define su propia biografía: un Detestable-Hombre-Orquesta-Punk-Gótico-Sureño-Revitalizador-del-Góspel y bla, bla, bla, lo que tú quieras, con un estilo crudo, oscuro y poético del que, en efecto, se sentiría más que orgulloso Edgar Allan Poe (de hecho, más o menos es así como yo pienso que habría sonado Poe en las madrugadas de Baltimore, pasado de láudano y cagándose en Emerson, si en agún momento de inspiración sifilítica le hubiese dado por dejar la pluma y apostar por el banjo). En directo es tremendo. Pero grabado también salpica. Puro pantano.

DEADWOOD

 

DEADWOOD es, sin duda, la serie que contiene todo lo que nos gusta a los amantes de los buenos Westerns.

Tipos duros, fango en las calles, buenos bigotes y poca concesión a las ñoñerías.

La acción se desarrolla en el pueblo que da título a la serie, DEADWOOD, hacia 1870. Antes y después de la anexión del territorio a Dakota del Sur.

Tres temporadas de 12 episodios para ver cómo se las apañan AL SWEARENGEN, el dueño del Gem Saloon; SETH BULLOCK, el sheriff; TRIXIE, la prostituta; Mr WU, cabecilla del barrio chino; CALAMITY JANE o WILD BILL HICKOK, entre la fauna que deambula y se busca la vida en el pueblo.

Entre otras lindezas, DEADWOOD tiene para mí la pelea a puñetazos más bestia y realista que jamás he visto en tv.

Pero no nos equivoquemos, la cosa no va solo de tiros y hostias. Las tramas y los desarrollos de los personajes son impecables, y DEADWOOD posee también diálogos y sentencias filosóficas sobre la vida cojonudas.

Como la que le suelta AL SWEARENGEN a TRIXIE mientras AL se viste antes de una reunión de negocios y después de que TRIXIE le pegue un buen repaso en la cama:

"No quiero hablar con estos soplapollas, pero tengo que hacerlo. En la vida tienes que hacer muchas cosas jodidas que no quieres hacer. Muchas veces es de lo que va la puta vida, una puta tarea después de otra. Pero no te lo puedes tomar a mal, porque si no, tu enemigo te tendrá pillado por las pelotas."

Fue una lástima que al final las productoras RED BOARD PRODUCTIONS, ROSCOE PRODUCTIONS, HBO y PARAMOUNT TELEVISION no llegaran a un acuerdo con el creador de la serie, DAVID MILCH, para seguir con el rollo.

¡Aun así, DEADWOOD se sale!

 

DOCTOR EN ALASKA

 

No he podido evitar ponerme nostálgico con el 25 aniversario de la emisión del primer episodio, el 12 de julio de 1990, de la serie DOCTOR EN ALASKA. 

Y recordar a JOEL FLEISCHMAN, MAGGIE O´CONELL, CHRIS STEVENS, ED CHIGLIAK, MAURICE MINNIFIELD, HOLLING VINCOUER, SHELLY TAMBO, MARILYN WHIRLWIND y RUTH ANNE MILLER, que más que personajes de una serie, se convirtieron en nuestros amigos a lo largo de los 110 episodios repartidos en 6 temporadas, que duró la cosa.

La culpa fue de CBS y UNIVERSAL STUDIOS.

¿Cuántos de nosotros no hemos fantaseado en algún momento de rayadura con mandarlo todo a hacer puñetas, dejar atrás la ciudad en la que vivimos y marcharnos a CICELY a empezar de nuevo, igual que hizo el DOCTOR FLEISCHMAN?

Resulta que CICELY existe en nuestra realidad, se llama ROSLYN y está en el estado de Washington, a una hora y media más o menos de Seattle.

25 años después, igual aún tenemos tiempo. 

Con los calores que nos están apretando estos días estaría de lujo entrar en el BRICK, el bareto de HOLLING, y tomarnos una birra o dos con nuestros colegas de DOCTOR EN ALASKA, que hace tanto tiempo que no vemos. Recomiendo coger un capítulo, el que sea, y sumergirse de nuevo en el mundo de DOCTOR EN ALASKA. 

Yo lo hago de vez en cuando y sigue siendo una gozada.

 

Phil Lee

The Fall & Further Decline of The Mighty King of Love
(Palookaville, 2013)

Me gusta mucho el modo en que lo definió Rick Allen en enero de 2013, cuando Phil Lee sacó este, su cuarto álbum: «Lo que resulta de mezclar un Huck Finn hipster y loco con Jack Kerouac». También decía que si fuese un personaje de On The Road, sería el tipo que va en el asiento de atrás, el extraño recogido en una gasolinera al que Sal y Dean admiran y escuchan con atención reverente cuando les dice detrás de qué vallas publicitarias suele acechar la patrulla de carreteras, en qué «diners» sirven y se contonean las camareras más bonitas, dónde encontrar la mejor tarta de manzana en cada trecho de dos millas de la Ruta 66 y dónde poder parar de emergencia, a cualquier hora del día, sin cita previa, para que te limpien y planchen el sombrero. Se pasó décadas tocando la batería en bandas olvidadas, conduciendo camiones, destrozando motos, rompiendo corazones, transportando «equipamiento», eludiendo a las autoridades y liándola parda dondequiera que fuese, antes de grabar su primer disco, allá por 1999, el ya mítico The Mighty King of Love, con nada menos que 47 tacos bien jodidos. Natural de Durham, Carolina del Norte, pero afincado en East Nashville en compañía de su sufrida esposa, Maggie, de origen teutón, que hace 9 años, cuando su marido afrontaba la crisis de los 50 pasándose horas sentado en el porche, con su «six-pack», eructando y contemplando los atardeceres sobre el río Cumberland, le dijo que necesitaba con urgencia buscarse un hobby. Sabe Dios que tienes razón, le respondió el bueno de Phil. Y esa misma noche, en el garaje, se puso a lanzar cuchillos. Si lo de la música no funcionaba, siempre podría recurrir al lanzamiento de cuchillos. Pero lo de la música ha seguido funcionando. Y cómo. Prueba de ello es esta «Caída & Posterior Declive del Gran Rey del Amor». Y ya ha sacado otro más, Some Gotta Lose…

Sobra decir que lo esperamos en las dependencias de Dirty Works como agua de mayo.

RAY DONOVAN

 

En unos días llega de nuevo RAY DONOVAN con su tercera temporada. Algo fresquito para el verano.

Apadrinada por la cadena SHOWTIME y con dos temporadas de 12 episodios hasta la fecha, RAY DONOVAN, interpretada por el actor LIEV SCHREIBER (joder, el colega, nada menos que cuatro consonantes para empezar el apellido), va de cómo el bueno de RAY se las apaña para ser padre de familia y, a la vez, solucionar a mamporros los problemas de los ricos y famosos a los que representa a través de la firma para la que trabaja en Los Angeles, Goldman & Drexler.

Una especie de Señor Lobo, el personaje de HARVEY KEITEL en PULP FICTION.

Entre medias también está la relación con su padre, JON VOIGHT en el papel de MICKEY DONOVAN, el verdadero figura de la serie, y con sus hermanos. El rol de uno de los hermanos está interpretado por el actor EDDIE MARSAN, que ahora lo está petando en la serie sobre magos JONATHAN STRANGE & Mr NORRELL, una especie de HARRY POTTER para adultos, en su papel de Mr NORRELL.

El único "aggggh" de la serie es la mujer de RAY, personaje encarnado por la actriz PAULA MALCOLSON, nuestra querida TRIXIE de la serie DEADWOOD. La pobre se pasa todo el tiempo histérica y dando voces a RAY para que sea mejor padre y marido. RAY le dice que sí, que va a cambiar, pero en la práctica los gritos de su mujer PAULA DONOVAN, le entran por un oído y le salen por el otro.

En esta tercera temporada tendremos entre los nuevos fichajes al tremendo actor IAN McSHANE (AL SWEARENGEN, dueño del "Gem Saloom" en la serie DEADWOOD) en el papel del billonario Mr FINNEY, y a la ex de TOM CRUISE, KATIE HOLMES, como PAIGE, hija de Mr FINNEY. RAY trata de ayudarlos con sus movidas.

Si no te apetece pensar mucho ni ponerte existencialista, y a todos nos apetece de vez en cuando, con RAY DONOVAN lo tienes fácil.

Entretenimiento de nivel.

 

WILLIAM ELLIOTT WHITMORE

Radium Death
(Anti, 2015)


Lo último de otro de nuestros favoritos. Otro de esos apesadumbrados muchachotes crecidos en una granja de Iowa, subido a un tractor, dando de comer a las vacas, arreglando cercas, espantando coyotes, tatuándose hasta el hígado y escuchando en el granero a los Bad Brains y a los Minutemen sin dejar de profundizar, en compañía de su sempiterno banjo, en las raíces más rústicas de la música norteamericana, para acabar convertido en uno de esos extraños y oscuros folkies que pululan melancólicos y obsesionados con la muerte por los campos desolados del medioeste. Este es su álbum más ruidoso, en el que más claramente se dejan intuir sus influencias rockeras. Así queda de manifiesto desde el primer puñetazo, «Healing To Do», una verdadera descarga de electricidad y percusión, pasando por el enfadado «Don’t Strike Me Down», a lo country boogie, y ese otro temazo que se marca él solito con la única asistencia de una guitarra eléctrica desafinada, «A Thousand Deaths», puro garaje folk, a lo Tom Morello (el Nightwatchman de los Rage Against the Machine, aunque ya quisiera este tener la clase de nuestro querido granjero de Iowa). Claro que también está el baladista solitario de voz bronca y rasposa que no duda en manifestar su adoración por Guy Clark y Ray Wylie Hubbard, los viejos maestros texanos. Dos años ha tardado en grabarlo en el estudio de su primo. La espera ha merecido la pena.

HAPPY VALLEY

 

Ya lo decía COZ hacia finales de los 70 con su tema "Las chicas son guerreras": jugar con ellas es como jugar con nitroglicerina.

En HAPPY VALLEY, miniserie de 6 episodios producida por BBC ONE, nos queda bastante claro.

Ambientada en WEST YORKSHIRE, HAPPY VALLEY toma su nombre del modo en que la policía local denomina a esa zona por sus problemas de drogas.

La sargento CATHERINE CADWOOD, interpretada por SARAH LANCASHIRE, se las ve y se las desea para mantener a raya al violador de su hija cuando este es puesto de nuevo en la calle tras pasar una temporadita entre rejas.

HAPPY VALLEY es una serie policíaca pura y dura, sin efectismos, ni tiroteos, ni mafiosos rodeados de tías buenas, ni persecuciones en coche, en la que se pone de manifiesto que la expresión "tener un par de ovarios" está a la altura de la de "tener un par de huevos".

El tema de los open credits de la serie "Trouble Town", interpretado por JAKE BUGG, está bien, pero si me hubieran dejado a mí, como ya he comentado al principio, habría elegido el de COZ.

Porque no solo de TRUE DETECTIVE vive el hombre, HAPPY VALLEY es una serie más que recomendable.

Y va a haber segunda temporada.

 

OLD CROW MEDICINE SHOW

Remedy
(Ato Records, 2014)

Por culpa de un problema con uno de mis principales «dealers» (que al final resultó ser un miserable ventajista al que habría que embrear, emplumar y expulsar de la ciudad), hay varios discos del 2014 que se me escaparon y que, poco a poco, como ganado huido o extraviado, he conseguido ir devolviendo, sanos y salvos, al corral. Y con ninguno de los rezagados he disfrutado tanto como con este Remedy, el octavo álbum de los Old Crow Medicine Show. Los muchachos de Virginia que allá por 1998 descubriera el mítico Doc Watson tocando en el exterior de una farmacia en Boone, Carolina del Norte, siguen demostrando que la música de los Apalaches está más viva que nunca. A tomar por culo la electricidad. Banjo, mandolina, dobro, violín, contrabajo y guitarra. Y energía punk para cargar de revoluciones el viejo sonido hillbilly de toda la vida. Se trata, por cierto, de su álbum más dylaniano. Ketch Secor y Critter Fuqua vuelven a sumergirse en los «outtakes» de la banda sonora que compuso Dylan para Pat Garrett & Billy The Kid y traman una versión impecable del vals «Sweet Amarillo» (como ya hiciesen en su día con el «Rock Me Mama» que incluyeron en su álbum O.C.M.S del 2004; ¡joder, ya han pasado más de diez años desde aquella conmoción!). Para concluir diré que no puedo por menos de suscribir el secreto de la felicidad que contiene el coro de su segundo tema: «8 perros y 8 banjos, / 8 perros y 8 banjos. / Dime qué necesitas de todas las cosas que hay en el mundo, / dime lo que necesitas mi niña preciosa. / 8 perros y 8 banjos». ¡Pues claro que sí!

MICHAEL DEAN DAMRON

Father’s Day
(In Music We Trust Records, 2009)


En espera de que nos llegue el último trabajo de este ex boxeador amateur que se dejó la piel en los rings de Las Vegas antes de dedicarse al punk rock con una nariz rota y varias cervezas de más, ansioso por escuchar el nuevo álbum que, según me informa mi amigo el entendido, está a punto de ver la luz, para ir calentando motores, regreso a su tercer álbum en solitario, el segundo desde la desaparición de aquel contundente grupo que lideró en Portland, Oregon, durante casi trece años: I Can Lick Any Sonofabitch in The House (nombre glorioso para una banda gloriosa). Lo cierto es que siento especial debilidad por estos egresados/escupidos de la escena punk-rock que, de repente, un buen día, escucharon a Townes Van Zandt y se dieron cuenta de que no había nada más punk, tanto en actitud como en estilo, que las canciones del mítico y tristemente desaparecido trovador de Texas. En la línea de Micah Schnabel y Shane Sweeney (de los inmensos Two Cow Garage) o de Chuck Ragan (de los Hot Water Music), desenchufado y en solitario, con armónica y poco más, Michael Dean Damron se marcó en el 2009 un tercer disco impecable sobre el lado oscuro de la ciudad que recuerda mucho en la pegada a los mejores ganchos de Steve Earle. Por ahí definieron su sonido, ya entonces, como un sonido anti-hipster-country-folk-rock. Y me gusta. Quizá porque desde el otro lado de los «speakers» yo también sufrí, más o menos por esas fechas (mediados de los noventa), la misma evolución. Tal y como se lamentaron los Two Cow Garage en Swingset Assassin allá por el 2008 (hablando de mí y de tantos otros que dejamos atrás el punk rock y los efímeros estertores del grunge): «Well then I cut my hair and I dyed it black / while all my friends were getting stoned […] But in the end punk rock /just left me empty and alone».

MALCOLM HOLCOMBE

Pitiful Blues
(Gipsyeyes Music, BMI, 2014)

Otro día, otro dólar. Malcolm Holcombe lo tiene claro. Es un obrero de la canción. Así se declaró él mismo en aquella conversación que mantuvimos en la barra del Rocksound, el año de su primera gira por España. Entre otras muchas cosas hablamos de la dureza de la vida en la carretera, bucle infinito de coche, motel y bar. Un poco Muerte de un viajante y el fantasma de Willy Loman. Su respuesta fue sucinta, taxativa e incontestable: «Es mi trabajo». Nunca he conocido a nadie tan comprometido, respetuoso y descarnadamente honesto con lo que hace (puede que Guy Clark y Townes Van Zandt). La suya es la voz de un excombatiente que ha conocido el infierno, ha sobrevivido y, de regreso al hogar, a sus viejas montañas, sigue luchando día a día, canción a canción, bajo la lluvia de Savannah, «con sus pobres y viejos huesos doliéndole todo el tiempo», lejos de la gloria y los sinsabores del «mundillo» musical, única y exclusivamente «for the sake of the song». Este es su décimo álbum y vuelve a estar lleno de lluvia y de blues, aunque lo cierto es que se siente más cálido y sosegado que los anteriores, gracias, probablemente, a la cuidada producción de Jared Tyler. Pero el viejo perro sigue mordiendo.

SHAMELESS USA

 

Irreverente, irónica, ácida, sarcástica, divertida, vamos ¡sin cuidado!, así es SHAMELESS versión USA.

La cosa va sobre las peripecias de una familia de barrio, en la ciudad de Chicago, con un cabeza de familia borracho y golfo interpretado por WILLIAM H. MACY. WILLIAM es el actor que encarnaba en Fargo, de los hermanos COEN, al asesino patoso que la lía parda en Minnesota.

En el reparto también está la actriz EMMY ROSSUN, que hizo sus pinitos en la peli de CLINT EASTWOODMystic River, basada en la novela homónima de DENNIS LEHANE, como la niña desaparecida por la que se vuelve loco todo el barrio. Aquí, en SHAMELESS USA, más crecidita, es la que se hace cargo de sus hermanos ante la falta de una figura paterna que se pasa más tiempo en el bar que en casa.

Los hermanos y ella misma son de traca.

Avalada por la cadena SHOWTIME, SHAMELESS empezó a emitirse en el 2011 y ya llevan 5 temporadas de 12 capítulos. 

Y parece que va ha haber una sexta. ¡Bien!

Si te va la caña y los diálogos de personajes sin pelos en la lengua, con SHAMELESS te vas a echar unas buenas risas.

No recomendada para fans de pelis basadas en la obra de JANE AUSTEN como Sentido y Sensibilidad.

 

EILEN JEWELL

Sundown Over Ghost Town
(Signature Sounds, 2015)

Siempre que escucho a esta chica de Boise (Idaho), me acuerdo de aquella otra chica de Boise (Idaho) que se estaba construyendo una casa de troncos en las Smoky Mountains y que una vez, cuando yo fui el extranjero de la canción de Leonard Cohen, perdido en Elko (Nevada) y «esperando la carta más alta», siguió mi rastro hasta aquel hotel vacío de Salt Lake City en su viejo Chevrolet Impala, solo para verme. Todo surgió espontáneamente en uno de aquellos casinos tristes de Elko, hablando de las canciones tristes de Josh Ritter, otro cantante triste de Idaho, un sitio bastante triste, y acabó a los pocos días en un restaurante italiano (también bastante triste) de Salt Lake City (ciudad triste dónde las haya), antes de volverme para España (hablando de tristezas: España 2010). «Ya te dije cuando llegué que era un extranjero». Luego nos intercambiamos un par de emails y ya. No he vuelto a saber de ella. Me la imagino ahuyentando a los coyotes desde el porche de su casita de troncos… Este último fantástico disco de Eilen Jewell, que no baja la guardia, que ha vuelto a marcarse otra obra maestra, ha hecho que me acuerde de aquellos días. El tema «Green Hills» es ella: ciudades tristes llenas de fantasmas, silos abandonados en carreteras estatales, vías oxidades, manos con cicatrices, botellas vacías… Amy, de Idaho.

APPROPRIATE ADULT

 

Según la ley inglesa un «appropriate adult» es el padre, el tutor, el trabajador social o, en caso de que ninguna de estas figuras exista, la persona responsable mayor de 18 años que asiste a los detenidos menores de 17 años o adultos mentalmente vulnerables.

Y se considera adultos mentalmente vulnerables a aquellos que cuentan con una incapacidad funcional para cuidarse por sí solos.

El «appropriate adult" estará presente durante todo el proceso, esto es: interrogatorios, registros domiciliarios y recreaciones «in situ» en las que el detenido esté presente.

Todo esto se contempla en el acta «Police and criminal evidences», redactada en 1984.

Vale, ahora ya sabemos lo que significa el título de esta miniserie británica de dos episodios producida por el canal ITV.

Interpretada por un DOMINIC WEST desconocido (nada que ver con el Jimmy Mcnulty de The Wire) y por EMILY WATSON (musa de LARS VON TRIER hasta que en una de estas salieron tarifando) APPROPRIATE ADULT se centra en la difícil relación entre el asesino en serie de Gloucester, Fred West, y la ama de casa Janet Leach, que le fue asignada como «appropriate adult» durante todo el proceso posterior a su detención e ingreso en la prisión de Winson Green. 

Basada en hechos reales, el angelito de Fred West torturó y asesinó a más de 12 chavalas entre 1973 y 1979, y eludió a la justicia hasta que esta consiguió reunir pruebas y detenerle en 1984.

APPROPRIATE ADULT es una miniserie dura, alejada de manierismos y sensacionalismos, y aunque parezca mentira, tierna en algunos momentos.

Una vuelta de tuerca realista al «Silencio de los Corderos».

Recomendaría verla en el sofá, tapados con una mantita y un té, pero con los calores que están haciendo estos días, igual mejor ventilador y cervecita. 

 

CHRIS STAPLETON

Traveller
(Mercury Nashville, 2015)

Diré, para empezar, que la cosa no podía sonar peor, por mucho Rolling Stone y mucho American Songwriter que lo avalase (o precisamente por eso). La verdad es que nunca he sido muy fan de los Steeldrivers, y las credenciales de haber escrito hits para gente tan lamentable como George Strait, Tim McGraw o Brad Paisley no auspiciaban nada bueno. El single que da título al álbum me dejó bastante indiferente y el cuarto tema, con ese deje de heavy ochentero mal, estuvo a punto de hacerme tirar el disco a la basura. Pero, de repente, a partir del tema 5, «Whiskey and You», se produce la magia y el disco ya no baja de nivel hasta el final. Puta maravilla. Outlaw del bueno, con su puntito de soul (el Sometimes I Cry con que cierra el álbum es demoledor). De una solidez sorprendente. Herencia Waylon Jennings & Company muy bien digerida. En la senda de lo mejor de ese otro grande que es el nuevo Jamey Johnson (el de después de la cárcel). Un infiltrado en el «mainstream» que puede depararnos muchas alegrías. Y a destacar el acierto de haber contado con el grandísimo Mickey Raphael a la armónica.

The Knick

 

Sin cortarse un pelo, la gente del canal CINEMAX, capitaneados por STEVE SODERBERGH en la dirección y por CLIVE OWEN como actor principal, nos sumerge con THE KNICK en los bajos fondos del hospital Knickerbocker en el Nueva York de 1900.

Operaciones arriesgadas realizadas por primera vez frente a un público de cirujanos que observan expectantes sentaditos en sus púlpitos de madera, cocaína, fumaderos de opio, inocentes enfermeras que luego no lo son tanto, prostitución, abortos clandestinos, tráfico de cadáveres para el estudio de la anatomía humana, ambulancias tiradas por caballos, las primeras máquinas de rayos X, racismo con los cirujanos y los pacientes negros... Todo cosa fina.

Si ahora es chungo ponerse enfermo por cómo está la seguridad social, no veas cómo estaba la cosa a comienzos del siglo pasado.

Una temporada, diez episodios y un plano final que, con un cambio de foco de los de "no te digo ná y con esto te lo digo tó", nos ha dejado a los que hemos visto THE KNICK salivando con ganas de más.

Lo bueno es que hay más, la producción de la segunda temporada empezó en febrero de 2015, así que supongo que pronto volveremos a tener noticias de nuestro hospital favorito.

 

THE ENFIELD HAUNTING

 

Sin tirar la casa por la ventana en cuanto a efectos especiales y sin curas de por medio, THE ENFIELD HAUNTING, miniserie británica de tres episodios del canal Sky Living, va de los sucesos paranormales y poltergeist que tienen lugar en casa de una familia inglesa de currantes en la década de los 70.

La serie está basada en la novela "This House is Haunted" del escritor GUY LYON* PLAYFAIR, cuyo nombre traducido al castellano tiene tela, algo así como TÍO LEÓN JUEGA LIMPIO.

GUY es miembro, desde 1973, de la Sociedad para la Investigación Psíquica de Londres creada en 1882, así que sabe de lo que habla (el tío, juega limpio).

Con una interpretación sobria a cargo de unos actores que a todos nos suenan de pelis y series británicas pero del que ninguno sabemos el nombre, y un guión sin fisuras, THE ENFIELD HAUNTING es la hermana pequeña de la terrorífica película EL FINAL DE LA ESCALERA.

Definitivamente, recomiendo ver la serie de noche o con las persianas bajadas.

Cosa buena.


* Lyon variante arcaica de la palabra 'Lion' (N. de T.).

 

BANDITOS

Banditos
(Bloodshot Records, 2015)

Cuando aún no habíamos terminado de gastar (de tanto oírlo) el fantástico disco de Cory Branan (del que ya hablaremos más adelante), van los buenos de Bloodshot Records y nos vuelven a sorprender con otro discazo. Ya hace tiempo que «mi amigo el entendido» me venía amenazando de la llegada a la ciudad de estos Banditos de Birmingham, Alabama. Y la verdad es que están a la altura de lo que esperábamos. Rock sureño del bueno, con toda su guasa y su alegría. Sin aditivos. Con su banjo, su kazoo y su actitud punk, a lo Jason & The Scorchers. Subidón fuerte. Y tremenda la voz de Mary Beth Richardson en esos temazos que podrían muy bien haber firmado nuestros queridísimos Detroit Cobras. ¿Os acordáis del título de aquella canción tan llorona y cursi de Paul Simon, «Still Crazy After All These Years»?, pues bien, en manos de los Banditos se ha convertido en «Still Sober After All These Beers» y poco más se puede añadir a eso, salvo que haya algún buen samaritano por ahí que nos los traiga de gira próximamente, porque tienen que tener un directo de aúpa. ¡Yeeeeeeeeeeeeehaw!