la recámara del infierno
Tom Franklin
«Y el misterio supone poder. Lo que más aterra a la gente es lo que no conoce. Si mantienes a la gente en la oscuridad, controlas la oscuridad.»
TOOCH BEDSOLE, fundador de La Recámara del Infierno
Alabama, 1897. Billy Waite, el sheriff del condado de Clarke, sexagenario y con treinta y tantos años de servicio a sus espaldas, harto de cabalgar por riscos y caminos y conducir hombres a la horca, ya no está para muchos trotes (su caballo tampoco). A lo único que aspira es a entregar la placa y ver la vida pasar desde su porche, en compañía de un buen cigarro y una botella de bourbon. Pero la jubilación va a tener que esperar. En los últimos días, todo se ha desquiciado. Asesinatos, edificios incendiados, gente amenazada, masacres de ganado, buhoneros desaparecidos y cercas derribadas. Se habla con temor de una banda de forajidos encapuchados. Los de la ciudad sospechan, muy convenientemente, de los aparceros mugrientos de Mitcham Beat, ahogados por las deudas y el descontento, y no dejan de espolear al sheriff para que mueva el culo y tome cartas en el asunto. Así que a Waite no le va a quedar más remedio que volver a descolgar la Marlin Modelo 93, ensillar a King, su viejo alazán patizambo, abrirse paso a batidas por el inhóspito Chaparral del Oso hasta los vastos campos de algodón, y tratar de poner fin a esa ola de terror que ya está empezando a adquirir visos de guerra, lo que, al decir de los más afectados, no es forma de inaugurar un nuevo siglo.
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ISBN 978-84-19288-50-9 / 432 páginas / Rústica, 21x14 cm
«Esta novela es la elegante disección de una catástrofe. Puede parecer un western, pero no lo es. Es más bien un noir, un rural noir, si tal cosa existiera. Sea lo que sea, una vez que entras, es imposible abandonarlo.»
LAURA MILLER, Salon
«Franklin evoca el lugar y la época con un lenguaje de elocuencia y fuego, y su travesía por la vileza nos adentra en las más pretéritas y tenebrosas galerías del corazón humano.»