Songs Famed For Sorrow And Joy
(Northern Blues, 2008)
«El Mesías de Portland (Maine) del Blues del Delta». Así lo llamaron en algún sitio. Y a ver cómo se guisa eso. A ver qué autopista justifica una cosa tan peregrina. Recuerdo aquel artículo de Jesse Hughey en un Dallas Observer de hace seis años, a propósito de la autenticidad. En la adaptación del glorioso cómic de Daniel Clowes, Ghost World (2001), Steve Buscemi está en uno de esos infernales sport-bars tratando de escuchar a un viejo y desconocido bluesman, Fred Chatman (J. J. «Bad Boy» Jones, en la vida real) que está desgañitándose en el escenario por encima del ruido de la barra y el estruendo de la jukebox. En un momento se le acerca a Steve una chica a la que le «encanta el blues» y Buscemi, muy pedante, le explica que lo de Chatman, más que blues, podría clasificarse de forma más ajustada como ragtime, porque el blues auténtico tiene una estructura más convencional de estrofas de doce compases. Entonces la veinteañera le dice que si le gusta el «blues auténtico», que espere a oír a los Blueshammer en cuanto acabe ese carcamal: cuatro chavales blancos guapetes (californianos) que la emprenden ruidosamente con un tema sobre lo jodido que es trabajar en los campos de algodón: la prueba viviente de que los doce compases no son prueba de autenticidad ni por asomo, como lo demuestra (y esto ya a título personal) el coñazo de Stevie Ray Vaugham y sus mil infames imitadores. La autenticidad es otra cosa. Y Samuel James la tiene. Le rebosa por los poros, aun hallándose a cientos de kilómetros del Delta, muy lejos de la autopista 61. Estilo pre-Segunda Guerra Mundial, ragtime, Delta Slide Guitar y country, mezcla de nuevo y tradicional (bisnieto de esclavos, nieto de bluesman e hijo de un pianista profesional), multi-instrumentista, ya sea a cargo de su seis cuerdas, su doce cuerdas, su resonator o su banjo (le gusta tocar solo), Samuel quedó huérfano a los doce años, una dura adolescencia de negro en casas de adopción de Portland Maine (paraíso de los blancos) antes de reunirse con su padre a los 17: eso es blues y no todas esas gilipolleces impostadas que nos venden con sello de House of the Blues (nosotros siempre hemos sido más de Fat Possum). Este Songs Famed For Sorrow And Joy fue el álbum con el que se dio a conocer. El comienzo de una gloriosa trilogía de Blues Norteño. Historias con finales a lo O’Henry. Los títulos de los temas son impagables: «The “Here” Comes Nina Country-Ragtime Surprise», «Sugar Small House And The Legend Of The Wandering Siren Cactus» o «Runnin’ From My Baby’s Gun, Whilst Previously Watchin’ Butterflies From My Porch». Sí. «El Mesías de Portland (Maine) del Blues del Delta». Y mucho más que eso.