DEADWOOD es, sin duda, la serie que contiene todo lo que nos gusta a los amantes de los buenos Westerns.
Tipos duros, fango en las calles, buenos bigotes y poca concesión a las ñoñerías.
La acción se desarrolla en el pueblo que da título a la serie, DEADWOOD, hacia 1870. Antes y después de la anexión del territorio a Dakota del Sur.
Tres temporadas de 12 episodios para ver cómo se las apañan AL SWEARENGEN, el dueño del Gem Saloon; SETH BULLOCK, el sheriff; TRIXIE, la prostituta; Mr WU, cabecilla del barrio chino; CALAMITY JANE o WILD BILL HICKOK, entre la fauna que deambula y se busca la vida en el pueblo.
Entre otras lindezas, DEADWOOD tiene para mí la pelea a puñetazos más bestia y realista que jamás he visto en tv.
Pero no nos equivoquemos, la cosa no va solo de tiros y hostias. Las tramas y los desarrollos de los personajes son impecables, y DEADWOOD posee también diálogos y sentencias filosóficas sobre la vida cojonudas.
Como la que le suelta AL SWEARENGEN a TRIXIE mientras AL se viste antes de una reunión de negocios y después de que TRIXIE le pegue un buen repaso en la cama:
"No quiero hablar con estos soplapollas, pero tengo que hacerlo. En la vida tienes que hacer muchas cosas jodidas que no quieres hacer. Muchas veces es de lo que va la puta vida, una puta tarea después de otra. Pero no te lo puedes tomar a mal, porque si no, tu enemigo te tendrá pillado por las pelotas."
Fue una lástima que al final las productoras RED BOARD PRODUCTIONS, ROSCOE PRODUCTIONS, HBO y PARAMOUNT TELEVISION no llegaran a un acuerdo con el creador de la serie, DAVID MILCH, para seguir con el rollo.
¡Aun así, DEADWOOD se sale!