I’M A STRANGER HERE
(New West, 2013)
Buddy Miller ya había vendido su alma al diablo y llevaba un año sustituyendo a T-Bone Burnett a cargo de la producción musical de Nashville, ese gran mojón de la cadena ABC que defecaba/producía la esposa de aquel (Callie Khouri, guionista y productora de Thelma & Louise antes de que a ella también le diese por vender su alma al diablo), Buddy Miller, decíamos, ya iba camino de grabar con Christina Aguilera (madre mía, Buddy, con lo que te hemos querido…), cuando en el 2013, en un gesto de aquella admirable exquisitez a la que nos tenía tan acostumbrados, produjo para el sello New West el brillantísimo I’m A Stranger Here de los The Devil Makes Three, nada menos que en el estudio de Dan Auerbach, de The Black Keys (el Easy Eye Sound Studio). La banda de Santa Cruz, California, ya llevaba once años en la carretera, dos de sus tres diabólicos componentes habían regresado ya a su Vermont natal, donde hay más vacas que personas, habían firmado con un sello independiente (Milan Records) especializado en bandas sonoras y fatigaban los festivales de bluegrass en calidad de «secreto mejor guardado», minoritario y «gourmet», solo para enteradillos (sacando lo justo para comida y gasolina). Buddy Miller, enteradillo ilustre, con el proverbial olfato que se gastaba en aquel entonces (antes de que se le atufase a causa del hediondo mainstream de Nashville), lo vio claro: les produjo el álbum y les facilitó el acceso a nuevas pantallas (los escenarios del Fillmore, del Catalyst o del prestigioso festival Hardly Strictly Bluegrass). Entre otras cosas, tuvo el acierto de juntarlos con la gloriosa Preservation Hall Jazz Band, una auténtica institución de Nueva Orleans. Y la cosa no puede sonar mejor. En resumen: música borracha de saloon. Esa sería la etiqueta más aproximada (la que se les suele atribuir es: «alt-country/folk punk trio») Póker, escupidera, ventajista, pianola y prostituta aparentemente bondadosa en el excusado. Hay una crítica por ahí que dice que The Devil Makes Three han llegado para llenar el vacío que dejaron los Avett Brothers tras su también diabólica alianza con Rick Rubin. Quienes los han visto en directo afirman con ojos vidriosos que no hay cosa igual, regresan a sus casas como de un aquelarre, exhaustos y entusiasmados, algo que, dicen, es imposible transmitir en una grabación de estudio. Misa negra y orgía. Banjo, tatuajes y Howlin’ Wolf en la marmita. Además el libreto del cd es precioso. Vintage del bueno. Solo añadir que en menos de un mes, el 16 de septiembre, sale su nuevo trabajo, Redemption & Ruin, un disco en el que versionan, con su particular estilo ebrio, a sus héroes: Robert Johnson, Muddy Waters, Willie Nelson, Kris Kristofferson, Townes Van Zandt, Tom Waits, Ralph Stanley, Hank Williams…; y cuentan con colaboraciones de gentaza como Emmylou Harris, Jerry Douglas, Tim O'Brien, Darrell Scott y Duane Eddy. La buena noticia es que se producen solos. Que Buddy Miller ya no está. Buddy anda en otras, produciendo mojoncillos insulsos como su reciente y aburridísimo Cayamo Sessions At Sea. Sospechamos cosas. Debe andar mal de dinero. Algo relacionado con la enfermedad de su esposa, la increíble Julie. No tenemos ni idea. Especulamos. Preferimos no saber. Solo esperamos que vuelva pronto.