CHAD ELLIOTT

Wreck And Ruin
(Chad Elliot.net, 2015)


Esta semana, coincidiendo con la reedición del The Late Great (con cuatro «bonus tracks» y un precioso «booklet» ilustrado de 20 páginas que incluye las letras y un texto de quien fuera su productor y manager, Kevin Eggers; una más de las maravillosas remasterizaciones a las que nos tiene acostumbrados el sello Charly, esta vez para conmemorar el cincuenta aniversario del comienzo de la turbulenta carrera musical de Townes Van Zandt) han caído en nuestras manos dos discos que incluyen sendos homenajes al mítico cantautor de Fort Worth, Texas. El primero nos llega desde el Yukón, Canadá, con el tema que da título al último álbum de Gordie Tentrees, «Less is More», «Menos es más», con un estribillo en el que conviven títulos y frases de temas de Mary Gauthier (de la que también hace una versión al final del disco, «Camelot Hotel») y el susodicho Van Zandt, una verdadera declaración de principios sobre la sencillez, la desnudez y la crudeza («[…] between the daylight and the dark, to live is to fly, / Christmas in Paradise, waitin’ around to die, / for the sake of the song, I ain’t got no home, if I needed you, false from true […]»). Pero el que verdaderamente nos ha puesto el pelo de punta ha sido el «Ghost Of Townes» que se pasea por el vigésimo álbum de Chad Elliott, natural de Des Moines, Iowa, producido por Ken Coomer (batería de Wilco y Uncle Tupelo) con la complicidad de los legendarios «nashvilleanos» Kenny Vaugham y Dave Roe, a la guitarra y al bajo respectivamente. Elliott procede del mundo folkie, aunque en este álbum quedan atrás esas raíces y se nos vuelve algo más rockero. A mí no me ha pasado, pero supongo que cuando un concierto de Lyle Lovett te salva por los pelos (a ti y a toda tu familia) de morir arrasado por un tornado en Oklahoma este es, más o menos, el disco que te sale.