Something More Than Free
(Southeastern Records, 2015)
Estoy escuchando por enésima vez All Your Favorite Bands, el temazo que da título al último disco de los Dawes. Taylor Goldsmith canta: «Espero que la vida sin acompañante sea lo que pensaste que sería / espero que el El Camino de tu hermano nunca deje de funcionar / espero que el mundo vea a la misma persona que fuiste siempre para mí / y que ninguna de tus bandas favoritas se separe nunca». Y me he puesto a pensar en bandas. En bandas favoritas que se deshicieron (sin ir más lejos The Band). En muertes y deserciones. Y creo que es muy bonito eso que le desea Taylor Goldsmith a esa chica en el estribillo. Hay algo de juventud perdida y deLast Picture Show (como si todo ese asunto de las bandas perteneciese siempre a un remoto pasado y el presente fuese ya cosa de solistas, de trovadores solitarios). Claro que a veces es bueno que la cosa estalle y se disgregue (para no asistir a esa cosa tan geriátrica de los Rolling, por citar solo un horror…). Pienso ahora en los Drive-By Truckers. Para mí su época gloriosa comenzó con la incorporación de Jason Isbell durante la gira del álbum Southern Rock Opera, un álbum conceptual que, precisamente, narraba la historia de una banda ficticia llamada «Betamax Guillotine» que en realidad eran los Lynyrd Skynyrd camuflados (quienes, por cierto, siguen activos, y dan cosilla). La cosa va de bandas. Le seguiría el Decoration Day, el Dirty South (gloria bendita) y el Blessing and a Curse. Entonces fue cuando la banda sufrió una crisis porque Jason Isbell se fue de un modo «amistoso». FALSO: Patterson Hood (a la guitarra, la voz, el bajo, el banjo, la mandolina y el ego como un camión) le invitó a largarse. Y en realidad es lo mejor que le pudo haber pasado a Isbell. Porque gracias a esa ruptura comenzó su impresionante carrera en solitario (mientras los Drive-By Truckers se fueron volviendo cada vez más tediosos, más producimos y acompañamos a otros y más discos de B-Sides y rarezas porque ya no sonamos ni de lejos como sonábamos). Hay que decir que dos de los cinco discos que ha sacado Isbell en solitario son en compañía de los 400 Unit (banda formada con retazos de otras bandas como Sadler Vaden, de los Drivin’ N Crying, y Derry DeBorja, que militó en Son Volt, tremenda banda que surgió a su vez de la disolución de los Uncle Tupelo, de la que también surgiría Wilco). Something More Than Free, aunque no tan deslumbrante como el anterior (Southeastern), es una auténtica maravilla. Incluye una canción final que enlaza bastante con la canción de los Dawes con que iniciábamos esta reseña: To A Band That I Love, dedicada no a los Drive-By Truckers (que les den) sino a Centro-Matic, la banda tejana de Will Johnson que se disolvió el año pasado. El caso es que todo se rompe y a veces es bueno que así sea. Y para concluir pienso que quizá el estribillo de los Dawes podría leerse en clave cabrona, en clave resquemor, en clave «Espero que estés sola / espero que la mierda de coche que tenía tu hermano siga sacudiéndote los huesos en cada bache / espero que todo el mundo vea lo zorra que eres / y que ninguna de tus bandas favoritas se separe para, con un poco de suerte, poder ver un día cómo les revienta el corazón sobre el escenario».