WILLIS ALAN RAMSEY

Willis Alan Ramsey

(Koch Records, 1999)

Con este ya son cien. Cien discos reseñados. No es que seamos muy de efemérides. Como le pasaba a Vila Matas en aquel maravilloso libro que publicó Pre-Textos, nos molesta «el injustificado y absurdo prestigio de los números redondos, no entendemos por qué diablos el número 100, por ejemplo, goza de mayor prestigio que el 101», pero nos ha parecido una buena excusa para rescatar esta joya. Estuve pensando en otros, en los sospechosos habituales que aún no han asomado por este sucio blog (Johnny Cash, Waylon Jennings o cualquiera de aquellas maravillosas sesiones que se marcó Willie Nelson para Atlantic), y entonces me acordé de este disco grabado en 1972. No se editaría en CD hasta el 99, año en que empezarían a surgir rumores de la publicación inminente de su segundo disco (algo con lo que ya empezó a especularse a los pocos meses de salir el primero), titulado presuntamente Gentilly (en honor al barrio de Nueva Orleans) con colaboraciones de los infalibles Sam Bush, Tim O’Brien, Mickey Raphael y Joel Guzman… No sé si quiero que sea cierto. No sé si quiero escucharlo. Con el 40 aniversario de este prodigioso Willis Alan Ramsey (otra efeméride de prestigio dudoso), el primer y único disco de esta leyenda de culto, un periodista llamó a Lyle Lovett para pedirle unas palabras y este no podía creérselo. Cuarenta años. Y ya vamos para medio siglo. Y el mítico disco de la cubierta verde oscuro de aquel chaval que por aquel entonces acababa de cumplir los 21 sigue sonando increíble. Hasta el artesanísimo Guy Clark alabaría la precisión y maestría con que estaban construidas aquellas once canciones (casi todas versionadas infatigablemente desde su aparición hasta hoy mismo por gente como los Widespread Panic, Jerry Jeff Walker, Waylon Jennings, Shawn Colvin, Jimmy Buffett y Jimmie Dale Gilmore). Híbrido de Alabama y Texas (grabado por cierto en Shelter, el sello de Leon Russell, que le asiste en los teclados, después de haber grabado unas demos con Gregg Allman y Dickey Betts en Macon, Georgia, ahí es nada…) que en ningún momento revela la edad real del chaval que aparece en la cubierta, sino más bien la de un auténtico vagabundo ya curtido, Spider John en persona, haciendo un alto entre trenes de mercancías para hacernos partícipes de sus baladas. Un álbum que aparece como surgido de la nada, de la cuneta. Una auténtica rareza. Único. Suscribimos las palabras de Jeff Prince para el Fort Worth Weekly, «Olvídense de Waylon y Willie. El álbum Outlaw del que más se ha hablado en la historia es este Willis Alan Ramsey». Todavía, cuando los fans y los amigos le preguntan cuándo va a sacar su segundo disco, Willis sigue respondiendo lo mismo: «¿Qué tenía de malo el primero?».