Reconozco que, tras ver los dos primeros episodios de CHERNOBYL, pensé: «Bueno, tampoco es para tanto: Serie mejor puntuada en la historia de IMDb, venga ya».
Mucha acción y poca chicha, un rollo en plan la peli del TITANIC, pero en soviético.
Pero pasa con muchas series de nivel, que los dos primeros episodios son para la presentación de los personajes y para que nos pongamos en contexto, y a veces resultan un poco muermo.
Con el tercero la cosa cambia. Todo toma forma. La crudeza, el terror de la historia y las imágenes radioactivas te dejan de piedra.
Madre mía, pobre gente, y vaya par de huevos que le echaron al asunto los currelas rusos. Y menudo descontrol entre los políticos y las clases dominantes. Se podía haber liado la de Dios, asusta saber que toda la historia es real.
Nunca he viajado a la URSS, el vodka no es lo mío, y menos a palo seco, como no paran de beberlo los personajes de la serie para poder tirar para adelante con todo lo que se les viene encima.
Lo más parecido que he visto al ambiente de la miniserie es cuando mi socio, DIRTY LUCINI, y un servidor nos fuimos a Berlín a ver en acústico al bueno de RYAN BINGHAM. Al día siguiente, con una resaca de partir de whisky y cerveza, visitamos el museo de las oficinas de la policía de la RDA durante la ocupación soviética en la Guerra Fría. Cosa buena.
Cinco episodios, del que me falta el último por ver, producidos por HBO y SKY.
Con caras conocidas entre los actores, protagonistas de series ya mencionados en el dirty blog como THE TERROR (JARED FRANCIS), RIVER (STELLAN SKARSGARD ) o APPROPRIATE ADULT (EMILY WATSON).
Vamos, que hay que ver CHERNOBYL, no sé si es la mejor serie de la historia, pero sí del momento, ahora que hay mucha serie cutre rondando por ahí.
Por cierto, menudo bajonazo ayer viendo la peli que cerraba DEADWOOD. Se la podían haber ahorrado.