UNA CONSPIRACIÓN SUECA (We Got This)

 

Lo sé, con este título en castellano tan horroroso cualquiera pasaría y ni siquiera le daría una oportunidad a esta miniserie de 6 episodios que se puede ver en Filmin.

El caso es que un servidor estuvo a punto pero, al final, ni sé por qué, le di al “play” a ver de qué iba la cosa.

Y, oye, la verdad es que me alegro. Buen ritmo, buenas risas y un montón de frikis desfilando por la pantalla mientras intentan descubrir quién fue el asesino del presidente sueco Olof Palme más de 30 años después. 

La razón, poder cobrar la recompensa de 5 millones de euros y, con la pasta, enderezar sus miserables vidas.

A la cabeza de la banda de investigadores, un inmigrante norteamericano, con problemas con el fisco sueco, con el idioma escandinavo y con la vida en general.

Yo nunca he estado en Suecia y, comiéndome la cabeza a ver si en algún momento de mi vida he tenido alguna relación con este país tan moderno y avanzado, lo único que me viene a la mente es una artista sueca a la que conocí en una exposición, en una galería en New York.

¿Qué hacía yo paseando con cara de bobo entre obras de arte abstractas que ni entendía ni me gustaban? La verdad es que no lo recuerdo. ¿Por qué acabé hablando con la chavala sueca que exponía en la galería? (Bueno, hablando ella, la colega no metía lengua en paladar explicándome el significado de su arte). Tampoco lo recuerdo. Pero ya se sabe que cuando uno pasa tiempo fuera de casa, deambulando por un país extranjero, a veces se encuentra en situaciones un tanto pintorescas.

Quedé con la artista sueca unos días más tarde y me enseñó su barrio en New York, Spanish Harlem, yo vivía en Brooklyn y no lo conocía. Ella seguía hablando de sus proyectos artísticos y yo escuchaba.

Un par de años más tarde, de vuelta en Barcelona, me dijo que estaba en la ciudad condal y quedamos para cenar. Ella volvió a hablar, esta vez de un proyecto en el que quería que yo participara. Tenía que salir desnudo en un corto de arte y ensayo, corriendo por la playa de la Barceloneta al atardecer. Le dije que no y nuestras vidas no han vuelto a cruzarse.

Es verano, hace mucho calor y cualquier cosa refrescante siempre es bienvenida, así que yo, como vuestro abogado, os recomiendo Una conspiración sueca, ventilador, cerveza y a verlas venir.