SOMEBODY SOMEWHERE

 

Parafraseando a Johnny Cash en la canción «I´ve Been Everywhere», de Geoff Mack, uno también se ha pateado lo suyo por los USA.

He estado en Colorado, Utah, New Mexico, Arizona, New York, Nevada, California, West Virginia, North Carolina, South Carolina, Georgia, Alabama, Mississippi, Louisiana, Texas, Arkansas, Tennessee, Kentucky, Maine, Pennsylvania, Massachusetts… y seguro que me dejo algún estado.

Pero, mira tú por dónde, estoy seguro de que nunca he estado en Kansas, lugar donde se sitúa esta maravilla de serie: Somebody Somewhere.

Siete episodios de veintisiete minutos que se pueden ver en HBO MAX, de risas y reflexiones sosegadas que, con el acelere de estos días, ni tan mal.

Muchas series y películas gringas nos presentan unos personajes que nada tienen que ver con la realidad que te encuentras cuando viajas por allí.

Nos la quieren colar, básicamente.

La peña no es estilizada y va siempre vestida de punta en blanco dependiendo de la ocasión.

Puede que en la costa de California esto se dé en alguna medida, pero ya te digo que ni en el interior de California la cosa va así.

Sea políticamente correcto decirlo o no, en los USA el sobrepeso campa a sus anchas, es algo cotidiano y normal.

Tú pásate un par de meses viajando por esas tierras y ya verás cómo te quedas atrapado en la hamburguesa y la pizza hasta que te salga por las orejas.

Es lo que hay, lo tomas o lo dejas.

Y esa es una de las cosas que me ha molado de Somebody Somewhere, estéticamente no puede ser más realista, además de tener un humor fino fino.

Todos se salen, desde la protagonista, Bridget Everett, a cualquiera de los personajes corales que la rodean.

Ni un pero que valga.

Y otra de las cosas que me gustaría comentar, ya para cerrar el blog, es el buen rollo que me encontraba en mis viajes cuando me movía de un estado a otro.

Pistolas y escopetas he visto, he llegado a disparar con «armas buenas» a latas de cerveza en medio de un descampado.

Pero no es lo que más me ha llamado la atención. Una de las cosas que más me impresionaron fue el buen rollo de la gente con la que me cruzaba.

Te paras a tomar una cerveza, por temas de hidratación, en cualquier garito de carretera y, en cuanto te escuchan acento de fuera, comienzan a darte palique. En algún lugar hasta me han llegado a invitar a las cervezas.

Suerte supongo que es cuando te pasa una vez, pero cuando te pasa varias veces, igual es que la gente de los USA es más maja de lo que nos quieren hacer ver en los noticiarios.

Así que nada, chiquillos y chiquillas, a darle duro a Somebody Somewhere, que lo único malo que tiene es que ver la primera temporada entera se te pasa volando y te deja con ganas de más.

¡Aunque creo que han dado luz verde a la segunda!