Ni en mis más retorcidos pensamientos me podía imaginar que algo en lo que saliera el señor JANSON BATEMAN, ya fuera serie, peli o lo que sea, pudiera molar.
Con los calores del verano uno se enchufa a casi cualquier historia como excusa para no salir de casa y que no se le fría el cerebro bajo los rayos del sol del sur.
OZARK ha sido uno de esas: ¿por qué no?, vamos a probar.
Y menuda clavada.
Al contrario que en BREAKING BAD, en esta serie se ponen las cartas sobre la mesa desde el minuto uno.
Padre de familia, aparentemente muy tranqui, blanquea dinero para un cartel mejicano, se lía la cosa y tiene que salir pitando a OZARKS, MISSOURI, dejando atrás su amado CHICAGO.
Su familia se entera de la movida desde el principio.
Lo que parece un afable pueblo, que toma su nombre del lago OZARK, resulta ser un nido de REDNECKS que no están dispuestos a que un señorito de ciudad y su familia los tome por el pito del sereno con sus trapis.
Lo de JANSON BATEMAN (además el tío dirige varios de los episodios de la serie) es una sorpresa, no así lo de LAURA LINNEY que, como siempre, se sale.
Un montón de secundarios bien dibujados, entre los que destaca, PETER MULLAN, que no se pierde una serie dirty el colega.
NETFLIX ha estrenado los diez capítulos del tirón, no produciendo trastornos mentales a los pillados después de cada episodio, lo cual es siempre muy de agradecer.
No digo que JANSON BATEMAN sea el nuevo MATTHEW McCONAUGHEY, pero vamos a ver con el tiempo.
Ya me comentáis cuando veáis la serie.
Cerveza para hidratarse, ¡que no se os olvide!