Este pasado HALLOWEEN he decidido quedarme en casa. Nada de disfrazarme ni de ir de casa en casa pidiendo caramelos, porque uno ya no tiene edad ni críos que te obliguen a lo uno o a lo otro.
Pero como todo hijo de vecino, necesitaba mi dosis de terror, así que me fui a Australia en su busca. Más concretamente al sur, a WOLF CREEK, miniserie de terror de dos temporadas de seis episodios cada una.
La primera temporada lo peta, la segunda… viendo cómo está el panorama en cuanto a las series del género, tampoco está mal.
No tenía ni idea, mientras veía la serie, de que WOLF CREEK es un spin-off de dos pelis del mismo nombre, así que, en nada y menos, me voy a poner con ellas.
El malo, malísimo, es el actor JOHN JARRAT (nunca había oído hablar del compadre), en el papel de MICK TAYLOR.
MICK, con su cuchillo Bowie y siempre con una sonrisa en la boca, es capaz de rajar, cortar o destripar con la misma maestría tanto a canguros y conejos como a personas.
Y, claro, si se le mete entre ceja y ceja que eres el siguiente, pues no mola.
Eso es lo que le pasa al personaje de la primera temporada, EVE THOROGOOD, interpretado por LUCY FRY (a la que tampoco conocía de nada).
Lo que tiene a su favor EVE son todos los entrenamientos realizados para llegar a ser una de las atletas estrella de su universidad, no se lo va a poner nada fácil al risueño de MICK.
Después de intentar ver LA MALDICIÓN DE HILL HOUSE y tener que pararla en el comienzo del tercer episodio, porque me recuerda demasiado a DOS METROS BAJO TIERRA, otra serie que no soporto, WOLF CREEK he de reconocer que me salvó la noche.
Así que nada, para remontar la resaca de tanto dulce del pasado HALLOWEEN, sin duda recomiendo: palomitas, sofá, manta y WOLF CREEK por la vena para este finde.