DAVID LUNING

Lessons

(David Luning, 2024)

Yo estaba convencido de que sí, pero se ve que no. Y me extraña, porque aquel primer disco de 2012, Just Drop On By, era una auténtica barbaridad (en el podio lo tengo, y de ahí no me lo baja nadie). Pero he retrocedido en el tiempo y ya he comprobado que no, que por aquí no di cuenta de él en su día, como tampoco del siguiente, Restless (2017), demasiado segundo álbum para mi gusto, más cuidado (con todo lo que eso supone de desdoro), aunque también excelente. Entre ambos discos —no lo demoremos más, mentemos ya al elefante que se ha colado en la habitación— ocurrió algo que pudo acabar en cataclismo. Su participación en el programa American Idol, el Operación Triunfo de allí. David Luning fue uno de los setenta y cinco mil aspirantes a Estrellita Castro que se presentaron al casting, de los que solo se seleccionaron cien, y en el episodio que se emitió el 16 de enero de 2014, interpretó el tema «In Hell I Am» (y para mí que sí que lo estaba, en el infierno, digo, porque no creo que haya nada más parecido al infierno que semejante programa). «Y no sé si podré escapar algún día», cantaba en el estribillo, «es un camino oscuro y solitario», y la verdad es que no iba tan desencaminado por aquel camino oscuro y solitario, porque la cosa daba como para salir muy mal parado, sedujo a Jennifer Lopez, Harry Connick Jr. y Keith Urban, que estaban en el jurado, como los cenobitas de Hellraiser, pero en versión hortera (y bastante más aterradora; Clive Barker jamás hubiera podido imaginarse mayor espanto), ante una audiencia de dieciocho millones de personas de todo el mundo, y eso, claro, lo catapultó de la noche a la mañana, hasta el punto, ya digo, de que pudo haberse descrismado (como tantos otros antes y después de él). La cubierta de su segundo disco, de hecho, editado al poco de su intervención en el infierno de marras, tiraba bastante para atrás, idea, seguro, de algún productor avezado, que quiso explotar el tirón televisivo, en plan «miradme qué buena planta gasto, niñas», y la verdad es que daba un poco de grima. Claro que luego las canciones, muy poco para niñas, ponían las cosas en su sitio. Pero, en fin, el caso es que todo aquel jaleo ya pasó. Luning supo esquivar la tentación. Y ahora, siete años más tarde, se ha sacado de la manga este tercer álbum de estudio, el portentoso Lessons, un disco, tal y como reza el título, de lecciones aprendidas, el más intimista, el más introspectivo, al decir de algunos, y con él me propongo enmendar la plana, quitarme la espinilla de no haber reseñado, como hubiera sido de recibo, el primero, antes del susto. Se puede afirmar que nos encontramos ante el disco de la consagración, el disco en el que todo cuadra, y suena, además, poderosísimo, algo más oscuro, eso sí, que en su anteriores entregas (vivir es lo que tiene, te entenebrece la vista), grabado en una granja de Petaluma, California, a media hora de donde se nació y se crio, a lo Neil Young o Gregory Alan Isakov, dos de sus ídolos, muy de huir de la urbe y meterse en graneros a perpetrar sus monstruos. Muchos de sus discos favoritos, afirma, han sido grabados en graneros. Mientras tanto, no ha parado de girar y con gente de mucho postín: Leon Russell, Ramblin' Jack Elliott, Rodney Crowell, Elvin Bishop, Junior Brown, Dave Alvin, David Bromberg, John Corbett, Aaron Lewis, Albert Lee, The Waymores, Tim & Nicky Bluhm, Truth & Salvage Company, Matt the Electrician, Poor Man's Whiskey, Audrey Auld, Carolyn Wonderland, Jimbo Mathus (entre otros). Todo trigo limpio. Se montó también un estudio en casa y empezó a flirtear con la electrónica, pero, por suerte, para estas diez canciones, optó por el granero. Su disco favorito de la vida es el Souvenirs de John Prine, y eso se nota. No en vano, fue el disco que le hizo dar el volantazo y dedicarse a esto. La escuela es precisamente esa, su lírica procede de esos (maravillosos) lodos. El primer tema, «Every Day I Am», suena potente, con ecos del mejor Steve Earle, pero es en los temas lentos donde alcanza la gloria. Quizá por mi especial predilección por las canciones que hablan de la lluvia, destacaría por encima de todas la penúltima, «You Like The Rain», empatada con «Early Morning Rain» de Gordon Lightfoot, «Rainy Day Woman» de Waylon, «Blue Eyes Crying in the Rain», de Willie Nelson, «Montgomery in the Rain» de Steve Young, «Rain» de Patty Griffin y «Damn, Sam (I Love a Woman That Rains)» de Ryan Adams, entre mis canciones favoritas de la vida. «Antes de conocerte / Odiaba la lluvia / Venían las nubes / Y lo único que pensaba era / Ya se va el día / Ya se va el sol / Por ahí viene la grisura / Pero entonces llegaste tú, mi amor / Y todo cambió // Porque a ti te gusta la lluvia / Te gusta el sonido / Y la música que hace / Sobre el tejado de casa / Y la sonrisa que se dibuja en tu cara / En cuanto empieza a caer / Antes odiaba la lluvia / Ahora me gusta.» Y todo esto para decir que sí, que se puede salir indemne de American Idol (de OT no lo sé, sospecho que no, lo sabrá quien lo frecuente). En cualquier caso, la vuelta al granero ha sido proverbial. Tremendo discazo.