(traducido por Javier Lucini)
Queridos amigos,
Ayer escribí la última frase del último relato de un libro que empecé hace cerca de veinte años (en el momento en que decidí ser escritor). Con toda sinceridad, creo que cualquiera con educación, esfuerzo y paciencia, puede llegar a escribir un libro. Yo lo logré. El proceso de acabarlo ha sido intenso, más de lo que me imaginaba, pero en esa misma intensidad he encontrado el camino hacia una comprensión muy clara de mis principios personales a la hora de ponerme a escribir. Aquí van algunos:
- Crear personajes únicos con un defecto sumamente específico que ponga en cuestión su habilidad para interpretar el mundo con claridad.
- Hacerles cosas horribles a tus personajes, pero sin llegar nunca despojarles de su humanidad.
- Nunca hacer que tus personajes sean ignorantes o locos.
- Capacitar a tus personajes para el cambio, a pesar de sus defectos, y para que, a través de pruebas, lleguen a comprender una verdad profunda del mundo.
- Sentir la lucha de tus personajes. Que te hagan llorar, que te enojen, que te cansen. Desvanecerte. Descubrir lo que significa ser otro distinto a ti.
- La empatía es de crucial importancia. Si un lector no siente, no será drama sino periodismo, y el periodismo que es ficción tiene muy poco valor.
- El sentimiento se comunica a través de los sentidos. Comunicar a través de imágenes, sonidos, aromas y texturas, no con palabras. Principalmente, comunicar a través de imágenes.
- Poner tus personajes en una situación altamente dramática y única, abandonándoles al desnudo con sus defectos.
- Dedicar mucho tiempo a trazar la trama. Crear tramas que sean tan únicas y alejadas de la fórmula que nadie pueda llegar a creerse que hayas dedicado ni un solo segundo a pensar en la trama.
- Permitir que tus personajes deseen algo, pero no otorgárselo fácilmente. Darles solo lo que se merezcan. Hacer que se lo curren a lo largo de toda la historia para que se lo ganen, o no.
- Cada escena debe sentirse extraña y desconocida. Lo extraño y lo desconocido genera misterio y alimenta el peligro, y tanto el misterio como el peligro alimentan la curiosidad.
- Inventar entornos interesantes y peculiares, o dar con algo interesante y peculiar en entornos un entorno banal. Todos los entornos son reflejos metafóricos del interior de tus personajes.
- Nunca resultar obvio. Nunca ser recatado. Hacer que el lector tenga que trabajar un poco para entender lo que está leyendo, pero al final recompensar su esfuerzo con empatía y claridad.
- Revelar algo en los finales creando una convergencia de trama y relato. Escribir el final de tal forma que no se sienta arreglado. Hacer finales a la francesa.
- No escribir de menos. Abastecer al lector con todo lo que necesite ver, sentir y pensar. Controlar al lector en todo momento.
- No escribir de más. No hacer que el lector lea más de lo que necesite. Si haces que un lector lea una sola palabra más de la necesaria le estarás dando licencia para leer por encima.
- Encontrar siempre los sustantivos y los verbos justos y exactos. La verosimilitud vendrá en buena parte determinada por la precisión de los sustantivos y los verbos.
- Escribir con un estilo de prosa que parezca orgánico y libre aunque esté completamente programado y controlado.
- No preocuparse por la extensión. Un relato será tan largo como precise, ni una palabra más, ni una palabra menos. El propio relato dictará su propia extensión.
- Nada de atajos. Pensar en las maneras más exigentes que haya para lograr lo que deseas y hacer precisamente esas cosas. Al final te ahorrará tiempo.
- Jamás ofender a nadie intencionadamente. Pero que nunca te importe que la gente se pueda ofender con tu obra.
- Poner títulos sencillos y un poco raros. Hacer que el lector tenga que leer el relato entero para entender del todo el título, y poner un título que ayude al lector a entender el relato del todo.
- Escoger proyectos que te hagan sentir algo con intensidad. Obsesionarse.
- Darse completamente a la historia. Eliminarte. No trata de ti.
- No trabajar con otra gente. Los otros te cohibirán. Encontrarte un sitio donde poder estar solo. Estar solo.
- No buscar la aprobación más allá de uno mismo.
- Ser lo bastante valiente para tomarse a uno mismo en serio. Una vez que hayas decidido tomarte en serio dejarás de imitar a los demás y serás original.
Sinceramente,
Alan Heathcok