(El 27 de enero de 1979, Tom Graves entrevistó a Harry Crews en la Universidad de Florida. Además de llevar a cabo una extensa entrevista, Graves tomó nueve retratos fascinantes del autor).
Sobre la entrevista
por Tom Graves
(traducción: Javier Lucini)
El 27 de enero de 1979 descendí del avión en Gainesville, Florida, sin saber con certeza si Harry Crews acudiría a la cita que habíamos concertado para entrevistarle. Ya me había dejado plantado anteriormente en una ocasión, entonces no me quedó otra que cancelar mi vuelo desde Memphis a última hora. Ahora pensé que correría mejor suerte porque me había dicho que su preciada camioneta estaba en el taller y no tenía manera de moverse a ninguna parte. Habíamos acordado encontrarnos en su despacho de la Universidad de Florida, Gainesville. Sin embargo, cuando llegué a la Facultad de Inglés aquel sábado por la mañana, estaba cerrada. Un guardia de seguridad tuvo que venir a abrirme y cuando llamé a la puerta del despacho de Harry le di un susto que casi le hizo caer de la silla. «¡Joder, amigo», dijo, «cuidado con acercarte tan sigilosamente a alguien de esa manera!».
Me reí, él se rió y ahondamos en su vida y en su literatura y nos lo pasamos estupendamente bien.
La entrevista estaba destinada a The Paris Review y había sido aprobada por uno de sus editores, Fayette Hickox. Fayette quedó encantado con la entrevista y se la remitió a George Plimpton para la aprobación final antes de publicarla como una de las prestigiosas entrevistas de la Paris Review. Plimpton me llamó con la mala noticia de que habían declinado el artículo. «Simplemente no considero que Harry Crews se encuentre en la primera línea de los escritores norteamericanos», me dijo y eso fue todo. «Sin embargo, pensamos que has hecho un buen trabajo con la entrevista y nos gustaría que considerases la posibilidad de entrevistar a Walker Percy para nosotros», añadió.
Naturalmente, acepté la nueva oferta, pero Walker Percy se mostró reacio y me contestó que no en un par de notas escuetas y extrañas.
La publicación Southern Exposure accedió rápidamente a publicar una pequeña porción de la entrevista a Crews. The Chouteau Review publicó lo que quedaba del extenso artículo. Sendas publicaciones publicaron, asimismo, fotografías que le hice a Crews aquel sábado.
(NOTA: la entrevista entera se incluyó en la antología Getting Naked With Harry Crews, libro editado por Erik Bledsoe).
Sobre los retratos
En esa época yo no tenía cámara propia. En 1979 tenía veinticinco años y trabajaba como escritor de material médico publicitario para una compañía ortopédica, pero había publicado varios artículos y críticas por aquel entonces y hasta había trabajado como editor en una efímera revista de pesca deportiva. Pedí prestada una cámara a uno de los fotógrafos de la compañía y decidí que si se me presentaba la oportunidad gastaría un rollo de color (Kodachrome 25, mi favorito) y otro en blanco y negro.
Tras una hora de entrevista, tanto Harry como yo estábamos listos para tomarnos un descanso. Cargué la película de blanco y negro y le hice varias fotos en su despacho, en el vestíbulo del edificio de Inglés y en el exterior. Harry me invitó a una hamburguesa y a una cerveza en un bar fuera del campus y cuando terminamos de comer regresamos a su despacho para concluir la entrevista. Volví a cargar la cámara con la película de color y regresamos a los jardines del campus para realizar una serie de tomas cercanas, hechas aproximadamente a 1/60, según recuerdo, con la idea de desenfocar el fondo y centrarme en profundidad en el rostro de Crews.
Quedé muy contento con los resultados tanto de la entrevista como de las fotografías. Tanto Southern Exposure como The Chouteau Review aceptaron con entusiasmo las fotografías que acompañaban la entrevista que les envié. Le mandé varias copias de las fotos a Harry y en dos ocasiones aparecieron en Playboy (la revista me hizo llegar un cheque de ciento cincuenta dólares por su utilización, y el cheque venía impreso con logos intrincados de conejitos y las palabras «RE: Graves, fotografía». No os podéis imaginar lo que me divertí con aquel cheque convenciendo a la gente de que estaba fotografiando desnudos para Playboy), e incluso, en cierto momento, llegarían a verse en el documental de Tom Thurman Harry Crews: Guilty as Charged (que, lamentablemente, no cobré).
Hace poco me he vuelto a sentir interesado por la fotografía y he rescatado las fotografías que le hice a Crews en 1979. Me había olvidado de lo buenas que eran y de lo joven y vigoroso que parecía Harry en aquella época. A Childhood y Blood and Grits se acababan de publicar poco antes de mi visita (Harry hasta me dio un ejemplar firmado de Blood and Grits recién salido de la caja) y Harry parecía bien encaminado hacia su lugar en el firmamento literario. No tenía ni idea de que un abismo personal le estaba aguardando a borde del camino. Durante cerca de una década posterior a nuestro encuentro Crews dejó de escribir ficción y publicó pequeños ensayos muy valiosos. A mitad de sus cincuenta, Crews realizó una especie de regreso al ruedo y publicó una serie de novelas muy bien acogidas que reavivaron su reputación y le condujeron a participar en unos cuantos programas televisivos de entrevistas bastante destacados. Hizo un cameo en una película de Sean Penn, fue objeto de unos cuantos documentales, vendió los derechos para el cine de varios de sus libros (que yo sepa, la única que se ha llevado a la pantalla hasta el momento es The Hawk is Dying) y se retiró. Desde entonces no ha vuelto a publicar un manuscrito.
Corre un rumor que afirma que Harry continúa escribiendo a diario, por lo que parece una secuela de A Childhood, de la que ha declarado que no se publicará mientras viva.
El tiempo lo dirá.
Cinco retratos en blanco y negro
Retrato en blanco y negro nº1
27 de enero de 1979
Vestíbulo del edificio de Inglés
Universidad de Florida, Gainesville
«Siempre me han gustado los deportes en que se matan animales. Las peleas de gallos, las corridas de toros, las peleas de perros y todos los demás».
Retrato en blanco y negro nº2
27 de enero de 1979
Campus
Universidad de Florida, Gainesville
«No me resulta particularmente placentero hablar de que no somos lo que parecemos en este mundo. Sino que, en realidad, somos carnívoros y nos comportamos como asesinos y chupasangres y abusamos de los demás siempre que podemos. Pero en todo eso hay belleza, hay humor, hay felicidad, hay éxtasis».
Retrato en blanco y negro nº3
27 de enero de 1979
Vestíbulo del edificio de Inglés
Universidad de Florida, Gainesville
«¿Quién no ha tenido cerca alguna vez un matrimonio en cuyo centro no se halle un corazón podrido y un nido de serpientes? De acuerdo, entre ellos reina la felicidad y la alegría, y les resulta placentero criar niños que llegarán a ser algo en la vida. Eso está muy bien. Voto por eso. El hecho de que sea una farsa, el hecho de que no sean más que chorradas, no debería necesariamente disgustarnos demasiado».
Retrato en blanco y negro nº4
27 de enero de 1979
Despacho de Harry en el edificio de Inglés
Universidad de Florida, Gainesville
«A mi anciana y querida madre leer un libro le lleva tanto tiempo como a mi escribirlo. Aprobó hasta segundo grado. Lee todo lo que escribo. Jamás ha parpadeado ante ninguna de mis obras. Y habla bien de ellas. Mi vieja y querida madre me dice: "Hijo, ¿por qué no escribes un libro que sea alegre y agradable y esté lleno de sonrisas", y yo le respondo: "Mamá, cuando se me ocurra uno así, lo haré"».
Retrato en blanco y negro nº5
27 de enero de 1979
Campus
Universidad de Florida, Gainesville
«Soy un gran admirador de Diane Arbus, ya fallecida, como sabrás, se suicidó. Soy un gran admirador de ella por una cosa de la que te habrás percatado: toda la gente que ha fotografiado Diane Arbus, a ojos de la cámara, parece muerta. La próxima vez que veas su libro, fíjate en eso. No es que parezcan ausentes. Parecen muertos ante la cámara. Todos y cada uno de ellos».
Cuatro retratos en color
Retrato en color nº1
27 de enero de 1979
Campus
Universidad de Florida, Gainesville
«Viajé cuatro mil kilómetros en compañía de un jugador para un artículo que escribí para Playboy titulado "Carny", acerca de mi experiencia con, no sé, lo que la sociedad considera parias o tipos no muy agradables. Al convivir con ellos, con cualquier clase de minoría, chicanos, judíos, negros, granjeros arrendatarios del sur de Georgia, así como jugadores, proxenetas, prostitutas, timadores callejeros en busca de una bofetada o un chute de caballo o coca, toda esa clase de cosas, te proporciona una visión del mundo que te deja bien claro que desde donde estás nunca llegarás a verte sentado en una oficina como esta, en el laberíntico edificio de una universidad multimillonaria».
Retrato en color nº2
27 de enero de 1979
Campus
Universidad de Florida, Gainesville
«En mi obra no hay nada gratuito. No hay descripciones gratuitas de paisajes, no hay descripciones gratuitas de gente. Nada hay en mi obra que no sea necesario e inevitable para la acción, el lugar y las circunstancias sobre las que estoy escribiendo».
Retrato en color nº3
27 de enero de 1979
Campus
Universidad de Florida, Gainesville
«Estoy convencido de que en los años anteriores al momento en que cumples seis o siete años, es cuando realmente todo se determina. Es entonces cuando empiezas a encaminarte hacia donde quiera que vayas a acabar tus días».
Retrato en color nº4
27 de enero de 1979
Campus
Universidad de Florida, Gainesville
«No creo que puedas imaginarte un ser humano más enajenado que un aparcero del sur de Georgia que cada año ha de trasladarse de una parcela de tierra agotada a otra. Nada le pertenece. Siempre se haya entre la espada y la pared. Otra gente consigue atención médica. Él no. Otros consiguen naranjas y pomelos o limones para evitar contraer la angina de Vincent o el escorbuto, pero él no. Otros tienen hijos con zapatos. Él no. A lo que voy es a que si él no está alienado ¿quién cojones va a estarlo? Quizá si escribo acerca de personajes masculinos enajenados, sea porque esa enajenación procede directamente de mi propia vida».