El VOLT-mobile de ALAN HEATHCOCK

 

«El estudio donde escribo es una caravana Roadrunner de 1967 que durante buena parte de su existencia fue un vehículo de vigilancia de la policía estatal de Idaho. Ahora está llena de libros, trofeos y curiosidades azarosas, pero todo dispuesto con mucha clase, al estilo urbano-gitano-literario-redneck. Como tengo esposa y tres hijos, es perfecto porque me obliga a salir de casa para ir a trabajar, me permite estar fuera del alcance del oído, apartado de gente que no para de pedirte que le abras algo, que encuentres no sé qué o que limpies no sé cuántos, pero al mismo tiempo lo bastante cerca para volver a comer con tu familia y pillar el wifi. Dentro veréis que tiene un viejo revestimiento de madera muy bonito que huele a bosque y que te hace sentir que estás en mitad del bosque, resulta de lo más acogedor, además te conecta con el pasado. Con ayuda de mi mujer seleccioné unas cuantas páginas de mis libros favoritos y me he hecho un découpage por toda la zona de la encimera, de tal forma que cada vez que voy a beber agua o a calentarme un té, Hemingway, Joyce, James Dickey y Joyce Carol Oates me miran directamente a los ojos y me desafían para que dé lo mejor de mí. También he colgado las cartas enmarcadas que he ido recibiendo de autores a quienes admiro, mi más preciada es la carta que me escribió Joy Williams a máquina después de leer mi libro. Otra de mis piezas preferidas es la fotografía del “Predicador” de la película de Charles Laughton, La Noche del Cazador. El Predicador cuelga sobre mi cabeza, se cierne sobre mí, O-D-I-O tatuado en una mano, A-M-O-R en la otra, siempre vigilándome, asegurándose en todo momento de que estoy escribiendo lo justo y lo correcto. Para resumir, el VOLT-mobile (así es como lo llaman mis hijos) es un lugar mágico, un espacio que me transporta más allá del camino de entrada de mi casa y me hace profundizar en los recovecos de mi imaginación, en todo el miedo que habita ahí dentro, con todos sus caprichos, sus interrogantes y sus incógnitas».

ALAN HEATHCOCK