(«Autoaren atzetik, kotxea», 17/06/2018, Berria, Julen Azpitarte, tr. Jabo H Pizarroso)
Car es una de las obras más significativas del escritor norteamericano Harry Crews. Hay que decir que ya existía una traducción al euskera publicada por la editorial Susa en el año 1993.
Dirty Works, una editorial especializada en literatura actual del sur de los Estados Unidos de América, ha publicado en una traducción al castellano el libro de Harry Crews, titulado originalmente Car, bajo el título de Coche. A su vez, en el año 1993, la editorial Susa ya hizo lo propio con esta novela publicándola en euskera bajo el título de Autoa, con traducción de Eduardo Matauko y Kristin Addis, y en la que se incluía un prólogo escrito por Xabier Montoia.
Nacido en Bacon County, estado de Georgia, su novela Car es considerada como una de las obras maestras de Harry Crews. Según Javier Lucini, uno de los miembros de la editorial Dirty Works y traductor al castellano precisamente de esta y otras muchas obras publicadas en esta editorial, «Crews recoge todo un jeroglífico en su obra. Una familia de desguace, alguien dentro de esa familia que quiere escapar haciendo algo prodigioso, en este caso zamparse un Ford Maverick del 71, y la gran y posterior venganza de la maquinaria por haberse atrevido a soñar». Ese ansia por huir y escapar que demuestran los personajes, es una característica común a los tipos de las novelas de este escritor, todo insinuado quizá en su primera obra, The Gospel Singer (1968), y que se repetirá posteriormente en casi todas sus novelas. Ese deseo de desaparecer, además, está unido a la necesidad de escapar del lugar de origen, del pequeño pueblo abandonado, cercano a su vez al deseo de acostumbrase a lo urbano. Con Coche, Crews quiso superar la muerte de su hijo Patrick, que murió ahogado cuando contaba con tan solo cuatro años de edad. «Escribió este libro en seis semanas, sin apenas dormir, con la ayuda de sustancias químicas y whisky. Esta obra es casi apocalíptica», comenta Lucini.
Otra de las principales características de la escritura de Crews es el humor, la sátira, ese sarcasmo que nace de la tristeza y que desde siempre se ha utilizado para criticar el estilo de vida americano. «Sin esa coraza, sus novelas serían asfixiantes. En mi opinión, es el mayor escritor satírico de la literatura estadounidense. Y que se joda el canon», aporta Lucini.
La traducción al euskera, precursora.
A través de Lee Ranaldo, del grupo de rock Sonic Youth, Lucini conoció en el año 2011 Autoa, la traducción de Car al euskera. «En la editorial Acuarela lo primero que sacamos fue Body (1990) tras hablar con Lee Ranaldo sobre Crews. Anteriormente habíamos editado Road Movies, un libro de poemas de Ranaldo. Y así, bicheando en Internet, tuvimos noticia de la traducción de Car al euskera. Ellos fueron los pioneros, todo hay que decirlo». Con respecto al grupo Sonic Youth, Crews ha sido desde siempre la innegable referencia del universo ruidoso de este grupo neoyorquino y, en el año 1987, Kim Gordon (bajo), Lydia Lunch (guitarra) y Saddie Mae (batería) formaron una banda que bautizaron con su nombre, Harry Crews. Estuvieron tocando durante un año, en 1988, y publicaron un disco extraído de los directos: Naked in Garden Hills (1990). La mayor parte de los temas de esa grabación se titularon con nombres y citas de los libros de Crews. En aquel tiempo, además, Crews salía con Madonna y con su pareja del momento: Sean Penn. Esto fue lo que dijo de Crews la creadora de «Like a Virgin»: «Es el tipo más cool del universo».
También fue Car la primera novela de Crews que leyó el músico y escritor vasco Xabier Montoia. «Me dejó alucinado. ¿Pero qué era eso?», manifiesta Montoia. El ex cantante del grupo M-ak conoció a Harry Crews durante la última década del siglo pasado «en una ciudad llamada Itaca», pero como todos sus libros estaban agotados se propuso visitar todas las librerías de segunda mano de todas las ciudades para conseguir todo Crews. «Así, poco a poco, adquirí la mayor parte de sus novelas. Aquellas que no encontré, tuve que pedirlas en Bibliotecas».
De esa forma, fascinado por el mundo que se crea en Car, se lanzó a la editorial Susa para proponerles que tradujeran al euskera este libro y convenció a dos amigos para que se encargaran de la traducción: Kristin Addis y Edorta Matauko.
«Me parecía un libro extraordinario, todavía hoy me lo sigue pareciendo; el estilo de Crews, el tema, sus obsesiones, todo eso está recogido en esta novela. Me pareció un libro sumamente atractivo, fácil de leer, un libro que aporta un gran disfrute».
Los traductores Addis y Matauko realizaron un trabajo minucioso para la época, algo que aún hoy, se puede seguir considerando como sobresaliente. «Desde entonces no lo he leído, pero recuerdo que en aquel momento me quedé muy a gusto». No existían traducciones como esa que se hubieran vertido al euskera, sobre todo los capítulos del coche. En aquel entonces no disponíamos para ese cometido de un diccionario normativizado y había que inventarse algunas cosas, al menos eso es lo que pienso».
No es un trabajo fácil traducir a Crews al euskera ni hacerlo al castellano. En opinión de Lucini, Crews engloba dentro del habla de sus personajes la clase social a la que pertenecen y la comarca o el territorio del que proceden valiéndose de todo tipo de elementos. «A la hora de representar el habla no estándar manipula la ortografía tanto a través de los métodos convencionales como con métodos que capturan específicamente pronunciaciones regionales, y sus personajes emplean una morfología y una sintaxis para nada estándar y específicamente sureña. Piensa en el trabajo que supone trasladar todos estos matices a cualquier otro idioma distinto del inglés».
Según esto, es de subrayar la valentía de la traducción de Susa y el trabajo de sus dos traductores junto al de Montoia. Sin embargo, el libro no tuvo la recepción esperada y en la actualidad es posible adquirirlo por cinco euros, así como leerlo de manera gratuita en la web de Susa. «En aquel momento se publicaban escasas traducciones y además de manera aislada. Esto es comprensible al comprobar cuán escasa era la venta de ese tipo de libros. A Autoa, la traducción al euskera de Car, le fue mal en librerías. Yo cogí un cabreo de la leche. Era incomprensible que siendo un libro tan sobresaliente para mí, no consiguiera el éxito que una novela así merece. Todavía sigo sin comprenderlo».
Por otra parte, le viene al pelo a la trayectoria de infortunio y adversidad de Crews, el hecho probado de no haber sido tomado en cuenta por los lectores vascos con la atención que debe tomarse en cuenta un libro como Autoa. En Estados Unidos la obra de Crews también está un tanto difuminada. En opinión de Lucini, este es el pathos de estos escritores sureños, su destino; están obligados a extinguirse. Justamente, la finalidad de la editorial Dirty Works es dar a conocer la obra de dichos autores antes de que la desaparición prosiga su curso imparable, la obra de autores como Larry Brown, Mark Richard, o Bonnie Jo Campbell. «Dirty Works es Harry Crews. Sus puntos de vista, sus visiones de basural lleno de chatarra, esa mirada de armadillo que al querer atravesar la autopista es aplastado por un coche, señala y condensa el otro lado del sueño americano».